3359 - Clasificación: Ms.R/3758.
Autor(es): RIVERA Y SANROMÁN, Agustín.
Lugar: [Lagos de Moreno, Jal.]
Tipo de documento: (C.)
Fecha: 24 enero 1900.
Síntesis: Borrador de la contestación a la carta de González Obregón, de fecha 5 de enero, sobre el método de vida que ha llevado. Expresa que las obras de González Obregón muestran con claridad que estudia muchísimo, lo que es laudable, pero cree que su método de estudio es antihigiénico por hacerlo durante la noche, que es una costumbre de los mexicanos de la capital, por lo que desde temprana edad ha sufrido las consecuencias. El hecho más antiguo que recuerda: cuando tenía tres años de edad, se cayó y se rompió la frente, cuya cicatriz aún tiene; también recuerda muchas otras cosas, como si las estuviera viviendo ahora, aunque sean cosas insignificantes; a temprana edad lo impresionó la lectura de los libros de Benito Jerónimo Feijóo, así como de Betham y Filangieri, entre otros; le causó gran impresión el primer viaje a la ciudad de México, en agosto de 1853, el cual ensanchó el horizonte de sus ideas y del método de vida, al grado que su madre le decía: "Fuiste uno a México y volviste otro"; las ideas que lo han dominado desde hace más de 30 años, es la del atraso de México, consecuencia de la educación colonial, y la de cooperar con sus escritos a remediar tantos males producidos por ésta; aunque lo anterior no le preocupa, pues ha escrito en conciencia y con fundamentos, arduos estudios y largas meditaciones con imparcialidad (ha huido de fray Bartolomé de Las Casas, de Carlos María de Bustamante y de otros escritores parciales), sin embargo, reconoce que ha tenido errores por la imposibilidad de estudiar más, debido a la falta de una biblioteca pública, y no poner más atención al escribir para el público, así como bastante paja, producto de las pasiones humanas. Después habla sobre sus costumbres alimenticias, horarios para levantarse de la cama y para acostarse; se refiere a las piezas que tiene su casa y a los libros que posee, sin saber cuántos son, pues hace tiempo no hace un catálogo de ellos; pasa a hablar sobre sus actividades cotidianas durante todo el día, tales como oficiar misa, estudiar y escribir, recibir visitas, hacer ejercicio, etcétera. Subraya que el trato con la gente es muy importante para él, pues los libros sin sociedad hacen al hombre arisco y excéntrico, y lo hacen perder hasta el sentido común; en cambio, cuando existen amistades y contacto con la gente, "se estudia con ánimo alegre y se escribe para el público con una amenidad i hasta hilaridad mui simpática i provechosa a los lectores de todas clases i condiciones". Se refiere a las diferencias entre un escritor o estudioso rico y uno con limitaciones económicas, como él, cuyas obras pueden ser igual de meritorias, pero las dificultades que enfrentan para hacerlas e imprimirlas son desiguales. Se refiere a sus autores preferidos, entre los cuales menciona: sobre historia en general, a Feijóo; historia de México, a fray Bernardino de Sahagún, Bernal Díaz del Castillo, Manuel Orozco y Berra, Joaquín García Icazbalceta, Alejandro de Humboldt; en filosofía, a Balmes, Renato Descartes, Spencer; en teología expositiva, a Alapide; en derecho canónico, a Barardi; en teología ascética, a san Francisco de Sales; en derecho civil y romano, a Bentham y Filangieri; en literatura, a Horacio, Miguel de Cervantes Saavedra, Iriarte, Massillon, Lacordaire, Virgilio, Suetonio, entre otros. Dice que nunca ha estudiado economía política, tampoco ciencias y por ello aprendió, desde muy joven, la fábula de Iriarte: El pato y la serpiente. Asegura que ama mucho a la vida, teme a la muerte, como cualquier hombre, pero espera que Dios mande que sea tranquila. Finalmente, como recompensa por esta contestación, solicita un retrato de González Obregón para ponerle vidrio y marco, y colocarlo en su sala.
Descripción: 17 f.